Enfermeras: carne de cañón ante el COVID-19

Enfermeras: carne de cañón ante el COVID-19

marzo 26, 2020

 

//Por: Alba Valdez-Testigo Púrpura//*

Marta y Ana son dos enfermeras que trabajan en diferentes hospitales de Veracruz y al igual que todas sus colegas en ese puesto, son las personas más vulnerables de contraer el virus de Covid-19  debido a las condiciones laborales y de género con las que viven.

En México, 85 por ciento del personal de enfermería son mujeres de acuerdo con el Sistema de Información Administrativa de Recursos Humanos en Enfermería de la Secretaria de Salud de Federal (285 mil 392 personas).  Ello debido a que esta carrera y las labores de cuidado históricamente están relacionadas al género femenino.

La académica e investigadora de la facultad de enfermería de la Universidad Veracruzana, Gloria López Mora, indicó que las enfermeras tienen un contacto más directo con el paciente, por lo que ante el brote de esta pandemia podrían ser las más afectadas.

De acuerdo un estudio publicado en la revista The Lancet, durante el brote de la enfermedad por el virus del ébola en África occidental 2014–2016, las normas  de género significaron que las mujeres tenían más probabilidades de ser infectadas por el virus, dado su papel predominante como cuidadoras dentro de las familias y como trabajadoras de primera línea en el cuidado de la salud. El coronavirus no dista mucho.

En el Hospital Infantil de Veracruz trabaja Marta, a quien se le cambió al nombre por protección, ella está preocupada porque fue una de las enfermeras que eligieron para atender pacientes con posibles positivos de coronavirus y aunque siempre ha tenido en cuenta el riesgo de su labor como personal de salud, en esta ocasión la falta de insumos y de información por parte de las autoridades de salud, le preocupa más.

Ella, al igual que la mayoría de sus compañeras que fueron elegidas, no tiene Seguro Social, ni otro tipo de derechos laborales porque solo están por contrato.

“Sí nos están ‘capacitando’, muestran un panorama muy padre, pero en realidad no hay insumos suficientes para la contingencia, tenemos cubre bocas pero no son los adecuados, no se cuenta con la vestimenta adecuada, ni gorros ni goggles. Además están poniendo al personal de contrato el cual no contamos con seguridad social, ni ningún tipo de apoyo. En la Torre Pediátrica no contamos con un área específica donde llegarán los pacientes de primer contacto”, indicó.

En el mismo estudio publicado en The Lancet indica que las mujeres tenían menos probabilidades que los hombres de poder en la toma de decisiones en torno al brote y sus necesidades estaban en gran medida insatisfechas. Por ejemplo, el caso del ébola los recursos para la salud reproductiva y sexual se desviaron a la respuesta de emergencia, lo que contribuyó al aumento de la mortalidad materna en una región con una de las tasas más altas del mundo.

En esta ocasión las mujeres enfermeras están siendo el primer contacto con los pacientes que llegan a hospitales de la conurbación a realizarse las pruebas del Covid-19; Ana es una de las cuatro enfermeras y un enfermero que el hospital de IMSS ubicado en la avenida Cuauhtémoc de la ciudad de Veracruz, colocó para recibir a los pacientes con posibles casos de Covid-19 en el área de urgencias.

Entre las cinco personas de enfermería tendrán que repartirse un solo equipo apto para atender la emergencia, es decir solo hay un cubre bocas, un par de guantes, y una especie de bata para atender al paciente.

Esa falta de equipo ha provocado manifestaciones en algunas clínicas del estado de Veracruz, donde personal médico ha señalado las carencias y los riesgos que estas conllevan. De esta personal, el primer contacto lo hacen en su mayoría las enfermeras.

De acuerdo con la investigadora de la Universidad Veracruzana, Gloria Lopez Mora, las mujeres enfermeras tienen otra desventaja ante el virus Covid-19: su salud pues señaló que 60 o 70 por ciento las enfermeras tienen problemas de obesidad, y de éstas un 40  por ciento sufren hipertensión o diabetes.

López Mora comentó que las mujeres enfermeras no reciben un salario bien remunerado para poder tener espacio en su vida para comer en tiempo y forma y realizar una actividad física, ya que regularmente cubren entre dos y tres turnos en diferentes clínicas para poder subsistir.

“Obviamente su calidad  de vida está en decremento y ante una contingencia no va a poder ser resolutiva en este tipo de situaciones y además está en mayor riesgo de contraer la enfermedad (…) que las instituciones de salud así como están promoviendo la salud en la ciudadanía tiene ahora que ser exigible con su personal que el profesional ahora cambie sus hábitos de salud”, afirmó.

Ante esto el estudio COVID-19: los impactos de género del brote, indica que para solucionar las inequidades que afectan a un personal de salud predominantemente femenino, deben adoptarse enfoques orientados específicamente a solventar las necesidades de las mujeres en los métodos de contratación, retención de personal y desarrollo profesional. 

Además de conseguir que los hombres participen en las tareas domésticas, por ejemplo, fomentando las bajas maternas y paternas compartidas para atender a los niños, con el fin de reducir la doble carga de trabajo que soportan las mujeres.

Asimismo señala que reconocer la medida en que los brotes de enfermedades afectan de manera diferente a mujeres y hombres es un paso fundamental para comprender los efectos primarios y secundarios de una emergencia de salud en diferentes individuos y comunidades, y para crear políticas e intervenciones efectivas y equitativas.

 

*Este texto original fue publicado en testigopurpura.com