Los años del abandono

Los años del abandono

agosto 20, 2022

Hace unos días mientras cenaba, una noticia me conmociono por completo, una mujer de la tercera edad, que no podía caminar fue arrojada a la calle y abandonada en cajas de cartón, de inmediato pensé en cómo nos hemos deshumanizado, al grado, de dejar a la suerte, un ser humano quien brindo su tiempo, amor y años por uno, todos tenemos padres, abuelos, y seremos nosotros quienes algún día sean esas personas de la tercera edad, entonces nuestros actos tendrán consecuencias después de abandonar o despreciar a quienes dieron todo por nosotros en su momento, pues somos el futuro reflejo de valores para las nuevas generaciones.

Según las cifras de censos 2021 en México, 16% de los adultos mayores viven en situación de abandono, violencia y maltrato, tanto por parte de familiares, principalmente hijos, como aislamiento de la sociedad que se ha caracterizado por la creciente deshumanización a estas situaciones, otro 20% vive en soledad, mientras que Colima se convierte en el estado con mayor porcentaje de adultos mayores abandonados en asilos por sus propios hijos, y aunque exista un código civil que castiga los actos de abandono con cárcel o de manera económica, las cifras de abandono no dejan de aumentar, ¿realmente tan poca sensibilidad nos queda como seres humanos? ¿En qué momento nos convertimos en seres tan mediocres de corazón que se convierten en actos cotidianos?

Un adulto mayor vuelve a ser un niño, el niño que en algún momento nosotros fuimos y ellos cuidaron, comienzan a cuestionar mil veces al día algo que respondemos desesperados por lógica, cuando fueron ellos quienes con paciencia respondieron las mismas veces nuestras dudas mientras crecimos … ¿Y si son ellos la reencarnación de nuestra infancia? De ser así, qué derecho creemos tener nosotros para abandonarlos cuando más no necesitan ¿Nos creemos seres eternos acaso? ¿Olvidamos que nuestros actos ahora son el reflejo de lo que cosecharemos para nuestra vejez?

Ellos trabajaron toda su vida por darnos lo mejor, no tendrían que preocuparse por pedir dinero en alguna esquina, de sentirse útiles para sobrevivir a un misero lugar que les da la espalda, no tendrían que preocuparse de nada, más que de recibir el amor y apoyo que algún día ellos brindaron.

Con el corazón en la mano y el alma destruida, hoy, me duele más saber que le estamos dando la espalda a quienes nos necesita, mientras creamos un reflejo social sin valores, amor ni empatía, donde tiene tan poco peso la familia, la edad y la sabiduría, que es más fácil arrojar al olvido de la calle, a quienes, en su momento, no se rindieron ni descansaron por dar un techo, comida y amor.

Majo Gómez